65. Amor Sin Miedo
Y antes de que pudiera decir algo más, la besó.
No fue un beso precipitado, sino uno lento, profundo, lleno de todo lo que habían contenido durante meses.
El contacto la desarmó por completo. Las manos de Eryx la atrajeron hacia su pecho, y el mundo a su alrededor dejó de existir.
El fuego de la chimenea, el aire, los sonidos… todo desapareció. Solo quedaban ellos dos, fundidos en un silencio que ardía.
El corazón de Shaya latía tan fuerte que podía sentirlo en la garganta. Intentó apartarse, pero él la siguió, con esa calma que la desarmaba aún más que la pasión.
—Eryx… —murmuró, intentando recuperar el aliento —esto no…
—No digas nada —la interrumpió él, con la frente apoyada en la suya —No lo arruines con excusas.
Ella cerró los ojos, rindiéndose a la sensación de sus labios sobre los suyos una vez más. Esta vez no hubo resistencia. Esta vez lo besó de vuelta, con toda la intensidad reprimida que había estado acumulando en su interior desde aquella primera vez.
Fue u