47. Obsesión en Llamas
La gala había terminado, y con ella, una batalla más en un tablero que ardía de intrigas. Emilia había jugado sus cartas con precisión quirúrgica. Sus movimientos habían herido a varios y dejado cicatrices que tardarían en cerrarse. Shaya lo sabía, aquella mujer no había dado un simple golpe, sino una declaración de guerra.
El eco de los murmullos, los flashes de las cámaras y el escándalo de Claudia aún resonaban en su cabeza mientras caminaba por el estacionamiento subterráneo. Sus pasos resonaban en el piso frío, el eco metálico de sus tacones mezclándose con la sensación de vacío. La soledad era engañosa, Shaya sabía que, en ese mundo, nadie estaba nunca completamente sola.
Estaba a punto de abrir su auto cuando otro vehículo, oscuro y elegante, se interpuso de manera brusca frente a ella. Los faros la cegaron por un instante, y el rugido del motor retumbó en las paredes del estacionamiento. Shaya se tensó, lista para cualquier cosa.
El vidrio polarizado se bajó lentamente, rev