42. Confrontación Privada
La gala había terminado, pero la tensión permanecía suspendida en el aire como un perfume demasiado intenso. Los invitados ya se retiraban entre murmullos, comentando los roces, las sonrisas envenenadas y los gestos cargados de significado que habían presenciado. Nadie salía indiferente, Shaya Moore había marcado la noche.
Sin embargo, el verdadero enfrentamiento apenas comenzaba.
Shaya caminaba por uno de los pasillos privados del recinto, alejándose del bullicio. El eco de sus tacones resonaba en la alfombra gruesa mientras sostenía la copa vacía que ya no bebía. Estaba satisfecha, había resistido las miradas, las insinuaciones y los intentos de humillación. Pero sabía que no podía bajar la guardia.
Detrás de ella, el sonido de pasos más firmes la hizo detenerse. Giró despacio y se encontró con Emilia, la madre de Santiago. La mujer avanzaba con la autoridad de alguien que había gobernado más que una familia, había gobernado hombres, alianzas y reputaciones enteras.
—Interesante