Nankurunaisa

En otra ocasión el mismo Oliver me preguntó si a mí me gustaban las chicas, porque a veces no entendía que siendo una niña tan linda hubiese rechazado a cuanto compañero de la carrera se me insinuara, con Oli, me pasaba lo mismo que con Dominik, no sentía miedo y Oli lo aducía a que era Gay, que no era un potencial predador para mí. Ese día no sabía si reír o llorar por su drama personal y por primera vez abracé a un hombre sin sentir ese repelús normal al estar cerca de un hombre. En la sesión siguiente con mi psicóloga ella me reafirmó lo que me dijo Oliver y eso era que para mí ese chico no representaba un predador sexual y aunque su orientación fuese distinta, eso no quería decir que yo también lo fuera, solo que mi trauma unido a la fobia que había adquirido por todo lo que viví me hacia más sensible a toda esa situación. Igualmente, me felicitó por empezar a tratar con hombres y me animó a seguir haciéndolo, mientras me sintiera cómoda.

Los meses han ido pasando y debo decir que mi relación con Lucile y Oliver era la mejor, hacíamos nuestros trabajos juntos, estudiábamos juntos y casi vivían en el bar de Dominik mientras yo trabajaba. Lo que a Dom no le importaba.

Más clientes para llenar el espacio…

Fue lo que me dijo con su sonrisa baja bragas, pues había notado que le llamó la atención mi amiga y yo negué con mi cabeza a ese picaflor.

«¿Si él supiera que a mi amiga le gustan sean hombres o mujeres opinaría lo mismo?»

Esa era una buena pregunta, pues después de ese beso en el baño, aunque Lucile había intentado acercarse en términos sexuales yo le había escabullido, ella me gusta, eso no lo podía negar, pero también estaba el hecho de que la sexualidad que yo conocía era una dolorosa, abusiva y que no tenía nada de romántico.

El día de hoy estábamos en la casa de Lucile trabajando en nuestro proyecto de fin de año, es que como dije el tiempo pasaba volando y ya estábamos en el penúltimo año de nuestra carrera.

—Me pasas el libro de Malthus —me pide Lucile estirando la mano sin mirarme.

—¿Qué otra teoría conspirativa querrás meter en nuestro trabajo?

Lucile se acomoda sus gafas y me mira un tanto extraño, es que a quién se le ocurría hacer un trabajo sobre Thomas Malthus, un clérigo Británico que fue considerado como uno de los primeros demógrafos y en su Ensayo sobre el principio de la población (nota al margen, en esa época fue anónimo) popularizó la teoría de la renta económica.

Pues bueno, a la que se le ocurrió la genial idea fue a nosotras.

«No vuelvo a beber más tequilas en mi vida»

—No es una teoría conspirativa, mi querida futura ingeniera en administración, son hechos facticos, en esa época los tipos tenían que de alguna forma demostrar la demografía y la necesidad de aclarar por qué la especie humana cuando tenía un crecimiento a niveles exponenciales de la nada pasaba “algo”—me dice haciendo las comillas en el algo.

Catástrofes naturales, plagas del infierno o algún loco que le daba por eliminar a la población del planeta eran parte de esas teorías del mentado Malthus y nosotros estábamos trazando una especie de tras polarización a la época actual o por lo menos lo intentábamos.

—En los negocios no existe el no o por lo menos el todavía no, mi querida amiga, eso hace claramente que las teorías de la vieja escuela también se pueden aplicar en la época actual, ¡Dah!

—Te ves tan sexi diciendo toda esa sarta de estupideces —le digo riéndome mientras le entrego el libro y nuestras manos chocan provocando cierta comezón en mi cuerpo.

—Shannon…

—Mmm…

—¿Sabes que me gustas no?—mierda, esto era lo que había estado evadiendo en todo este tiempo y pensé por como ella se comportaba que también lo había hecho, pero al parecer me equivoqué.

—Luci, yo… la verdad es que no sé que decirte. Pensé que lo que pasó esa vez había pasado y nada más no quería seguir ahondando en eso.

—No se lo que tu quieras, pero yo sí sé lo que quiero y me encantaría que tú fueras parte de esto.

Sus manos tomaron mi cara y sus labios se unieron a los míos y sin siquiera pensarlo le seguí el beso.

Una de sus manos bajó a mi cintura y comenzó a masajear mi espalda, era todo tan natural que dejé que mis manos jugaran con su cuerpo.

Ya sabía que era inevitable la atracción de ambas, pero ¿quería ser parte de esto? ¿quería perder a mi amiga y tener una pareja?

—Deja de pensar tanto, Shannon, no te complique con el mañana y disfruta el ahora.

—No te quiero perder— digo expresando mis temores.

—Y jamás me perderás, somos amigas, las mejores y nos queremos como tal. No te voy a dejar, chica loca.

No sé si esas palabras me alentaron a hacer lo siguiente, pero quería experimentar y fui ahora yo la que la besé, exploré su cavidad bucal con mi lengua, el calor en la habitación subió varios grados y fuimos deshaciéndonos de nuestra ropa, todo se sentía tan surreal y a la vez tan natural que me di cuenta que esto me gustaba. Para cuando estábamos en la cama, la sonrisa de Luci era brillante y creo que la mía también, después de un nuevo beso candente, comenzó a bajar por mi cuello dejando pequeños mordiscos en él, mi respiración se entrecortó y mi corazón latía a mil por hora, mi cuerpo vibraba con cada lamida y pequeño beso que ella daba hasta llegar a mi monte de Venus y en ese momento mis miedos volvieron a aparecer. Con manos temblorosas la alejé de lo que estaba haciendo y ella volvió a sonreír, dulce y tierna como era.

—Tranquila, pequeña. Si no quieres seguir lo entiendo, no te voy a presionar.

Se levantó y acurrucó a mi lado, comenzó a acariciar mi cabeza y me besó en la mejilla.

—Perdóname — fue lo único que me nació decirle.

—Todo está bien, eres una buena chica, algún día entenderás que todo esto que te ha pasado no es tu culpa y cuando pase eso verás que la vida te tiene deparada muchas cosas buenas.

—No sé cómo puedes tener tanta confianza.

—Una vez alguien me dijo una palabra en Japonés que resume mucho lo que pasamos en la vida y hoy te la quiero enseñar a ti— se sentó y colocó sus piernas en posición de loto, tomó mis manos y volvió a sonreír cuando la seguí y me puse de frente—Nankurunaisa.

—¿Eso es todo? ¿qué significa?

—Nankurunaisa significa “Con el tiempo, todo se arregla” ¿entiendes? —puse cara de entender, pero aún no sabía qué y ella se rio de mi—. Mi niña, puede ser que la vida esté llena de baches y dolores de cabeza, que tengamos que sufrir muchas cosas malas, pero eso no obsta a que, en algún momento, las cosas malas pasen y todo el dolor empiece a menguar, sé que tu dolor y tus temores no serán pasajeros y puede que jamás se vayan, pero eso no te hace mala o inferior, el tenerte aquí me deja claro que eres una guerrera y que sabrás salir adelante.

—Nankurunaisa—susurre.

—Nankurunaisa, mi chica buena.

Fue lo que me dijo y nos quedamos en silencio, uno calmo y relajado, uno en que ninguna de las dos hizo nada más que acompañar a la otra…

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