Repelús.

Cada vez que un hombre intentaba meterse entre mis piernas sentía asco y náuseas, siempre me pasaba así, mi psicóloga decía que era normal por mi estrés post traumático y mi insipiente arrhenfobia. Esa que habíamos comenzado a tratar como terapia de shock incluyendo en mi vida a Dominik y convivir con él cerca de quince de las veinticuatro horas del día. Además, estaba la universidad y todos esos hombres que llenaban los asientos tras y al lado de mí. Había avanzado mucho en todo este tiempo, pero aún me costaba, sobre todo cuando un chico se acercaba a mí con “otras intenciones”. Ya había pasado por varios episodios tanto o más traumáticos para mí, como para mis pobres compañeros de universidad.

Un día, estábamos con mi grupo de estudio en la biblioteca de la universidad y Leo, uno de los chicos más guapos de la facultad llegó a nuestro lado para hacerse el lindo e invitarme a salir, traía en sus manos un vaso de moca y una cajita de bombones, se colocó con una rodilla en el suelo frente a mí y me ofreció con toda la amabilidad del mundo esa pequeña ofrenda. Era lo más lindo del mundo ¿no?

—Shannon ¿Te gustaría salir conmigo? — ¿adivinan mi respuesta? Pues no creo, en ese momento mis ojos se expandieron como dos ovnis y sin siquiera pensarlo le vomité hasta mi conciencia en su hermoso rostro— ¿Pero qué demonios te pasa? ¿Estás loca?

—Lo… lo siento— fue lo único que dije y salí corriendo hacia los baños.

Escuché pasos tras de mí, pero no quise voltearme a ver, entre mi fobia y la vergüenza que sentía ya me bastaba y me sobraba. Entré al baño y continue con mi proceso de amargura, hasta que una mano tomó mi cabello y otra comenzó a dar pequeños golpecitos en mi espalda.

—Eso, amiga, bota todo, te sentirás mejor— era la voz de Lucile, mi compañera y amiga en la facultad desde el primer día. Ella era otro de mis ángeles de la guarda, se ha portado tan bien conmigo que no puedo negar que estoy muy agradecida con ella—¿Otra vez el repelús?

—Sí, perdón. No entiendo como funciona esto de mi fobia, pues con Dominik, los chicos del bar y nuestros compañeros no me sucede, pero con otros es como si el botón de encendido y apagado funcionara de inmediato y las ganas de salir huyendo y vomitar me superan.

Lucile, me ayuda a levantarme con cuidado y con su inconmensurable amabilidad lava mi cara y mis manos, es tan tierna y bonita, su sonrisa honesta y desinteresada me provoca paz y tranquilidad.

Cuando ya hemos terminado, saca toalla de papel y me limpia como niña chiquita la cara y las manos, mientras lo único que yo hago es suspirar y suspirar.

—Así está bien, buena chica—me dice con dulzura, mientras pasa con cuidado la toalla por mi rostro, sus ojos son tan armoniosos con su cara, es una perfecta muñeca. De la nada, toma mi cara con ambas manos y me planta un dulce beso en los labios, al principio me descoloco, pero es tal la calidez que se expresa en ese beso que me dejo llevar.

Una cosa lleva a la otra y estamos abrazadas en el medio del baño de mujeres, tocándonos y respirando entrecortado, pero la magia termina cuando escuchamos tras la puerta los llamados de Oliver, otro de nuestros compañeros.

—Chicas, ¿todo bien? — nos separamos como si esas palabras nos quemaran y de la nada ambas nos sonrojamos.

—Todo bien, Oli, ya salimos—grita para luego mirarme—. Shannon, lo siento, yo…

—No te preocupes, no ha pasado nada, tranquila. De verdad que estoy bien.

Esa fue la primera vez que nos besamos y el comienzo de una relación un tanto extraña, pero hermosa, en donde aprendería a olvidar mis miedos y por sobre todo a amarme a mi misma y aprender de mis errores, teniendo presente que todo lo que viví nunca fue culpa mía y que a pesar de todo hay hombres buenos en este mundo.

¿Quién lo diría? Relacionarme con una mujer me daría todas estas lucecitas para salir de ese camino oscuro y me ayudaría de a poquito a abrirme más al sexo masculino.

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NDA.

Antes de seguir quise tomarme un tiempo para explicar la condición de Shannon, espero les sirva para ir conociéndola más.

Parto por contarles que la arrhenfobia es una fobia poco conocida(increíble no); se trata de la fobia a los hombres, y se traduce en un miedo intenso, persistente y desproporcionado al sexo masculino. Este tipo de fobia la pueden padecer tanto hombres como mujeres. En ese sentido este miedo, además, es irracional, siendo la irracionalidad una de las características que diferencia una fobia de un miedo.

Se puede clasificar la

arrhenfobia

en el apartado de “otras fobias” que propone el DSM-5 (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales), ya que no corresponde a ninguno de los otros 4 tipos de fobias que propone el manual (fobia a animales, a sangre/inyección/heridas, a situaciones naturales y fobias situacionales).

Los síntomas de la arrhenfobia incluyen los síntomas típicos de una fobia específica, que son, principalmente:

1. Miedo intenso

Aparece un miedo intenso a los hombres, así como a situaciones que puedan implicar conocer a un hombre, quedarse a solas con él, entablar conversación, etc. En lugar de miedo también puede tratarse de ansiedad (en dosis elevadas).

2. Síntomas fisiológicos

Asociada a la ansiedad anterior, en la arrhenfobia pueden aparecer síntomas fisiológicos, tales como: aumento del ritmo cardíaco, aumento de la presión sanguínea, mareos, náuseas, vómitos, hiperreactividad a los estímulos, insomnio, pesadillas, etc.

3. Ataques de pánico

En casos extremos de arrhenfobia, pueden incluso aparecer ataques de pánico ante la presencia de un hombre (o ante la posibilidad de verlo, quedarse a solas con él, etc.).

Estos episodios se caracterizan por los síntomas anteriores junto a uno o más de los siguientes síntomas: sensación de falta de aire, respiración agitada, temor a “volverse loco”, temor a “perder el control”, etc.

4. Evitación o resistencia

Otro síntoma característico de la arrhenfobia es que se evitan los hombres a toda costa; también se evitan las situaciones que pueden llevar a conocer uno, a interactuar con él, etc. También puede ocurrir que, en lugar de evitarse los hombres, se afronten las situaciones de interacción con ellos, pero con mucha ansiedad (es decir, se “resiste” la situación).

5. Malestar pronunciado

Además del miedo intenso y de los síntomas fisiológicos, aparece un intenso malestar en el paciente que repercute en su vida diaria. Este malestar es físico y psicológico, y puede reducir la calidad de vida de la persona con arrhenfobia.

6. Funcionamiento alterado

Los síntomas anteriores acaban interfiriendo en el funcionamiento global de la persona. Esto incluye todas (o algunas) de sus esferas: esfera laboral, social, personal, etc. Este síntoma es muy característico de los trastornos mentales en general, y no solo de los trastornos de ansiedad o, como en este caso, de las fobias.

En cuanto a las causas de la arrhenfobia, estas se relacionan principalmente con experiencias traumáticas vividas con los hombres. Si esa experiencia traumática no ha sido tratada psicológicamente (es decir, si no ha sido procesada y asumida), los problemas que ésta desencadena se pueden agravar.

El origen de la arrhenfobia también se relaciona con cierta vulnerabilidad genética a padecer un trastorno de ansiedad, así como con un temperamento o una personalidad frágil, insegura y/o dependiente.

Volviendo a la situación traumática vivida, ésta puede relacionarse con malos tratos por parte de un hombre (ya sean agresiones físicas, sexuales, verbales…), con una situación de abuso sexual e incluso una violación.

Si no se ha vivido en primera persona, también puede haberse presenciado en personas cercanas (por ejemplo, observar al padre pegar a la madre, por condicionamiento vicario) o incluso se pueden haber escuchado historias de sufrimiento ajeno y con consecuencias negativas relacionadas con hombres.

Parece lógico que el hecho de haber experimentado una situación así de traumática, acabe originando una fobia (u otro trastorno mental), ya que la persona, consciente o inconscientemente, no quiere volver a sufrir aquello, y por eso se “protege” evitando el estímulo u objeto en cuestión (en este caso, los hombres).

El tratamiento psicológico de la arrhenfobia tendrá el objetivo de hacer frente al estímulo fóbico, en este caso los hombres. Sin un afrontamiento adecuado el estímulo no se podrá procesar correctamente (alimentando las conductas evitativas) y eso no hará más que perpetuar y cronificar la arrhenfobia.

Referencias bibliográficas:

American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.

Belloch, A.; Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.

Caballo (2002). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Vol. 1 y 2. Madrid. Siglo XXI.

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