Cap. 7 Vendré otro día
Ares asimiló la intrusión de Elsa y, en lugar de enfurecerse, una sonrisa lenta y peligrosa se dibujó en sus labios. Tomó la situación con una gracia de tiburón que acecha.
—Elsa, la amiga incondicional —dijo, clavando en ella una mirada gélida.
—Ya le contaste, ¿no? ¿Le dijiste dónde estabas realmente el día que perdimos a nuestro hijo? ¿Le repetiste lo que le gritaste a mi madre en su propia cara, justo antes del "accidente"?
El efecto fue instantáneo y devastador. Elsa palideció como si la hubieran desangrado, su valentía se desvaneciendo en puro pánico. Dayana se quedó pasmada, la sangre abandonándole el rostro.
—¿Qué… qué está diciendo? —murmuró Dayana, girándose hacia su amiga.
—Elsa, ¿no es verdad, cierto? —Su voz era un hilo de esperanza, pero la sonrisa que intentó forzar estaba tensa y quebrada.
Elsa no pudo sostener su mirada. Bajó la cabeza, un gesto de culpa más elocuente que mil palabras.
Ares aprovechó el silencio cargado, su voz convertida en un susurro venenoso y triu