POV Rodrigo Entro a mi habitación luego de acompañar a mi madre hasta su recámara y de darle instrucciones a la empleada de servicio para que se ocupe en atender a Amanda y facilitarle todo lo que ella esté necesitando. —Lleve el equipaje a la habitación de huéspedes y si necesita algo, por favor ocúpate de servirle, Carmen. —Sí, señor. Como usted ordene. Imagino su cara de asombro cuando Carmen la llevó hasta la habitación de huéspedes. Quizás Amanda pensó que se quedaría conmigo, en mi habitación, como otras tantas veces. Pero lamentablemente esta vez se equivocó. Espero que con eso haya entendido que lo nuestro no va más. Quizás piensen que soy frío y cruel, pero sólo yo sé lo que yo viví junto a ella. Tres años atrás…Cuando conocí a Amanda, yo me encontraba en uno de los momentos más importantes de mi vida: estaba siendo evaluado por el director de uno de los institutos gastronómicos más renombrados de España, la Academia Gourmet, y de esa evaluación dependía mi cert
Tomo el móvil, buscó la última llamada que recibí y que yo mismo me realicé cuando encontré el móvil de Ofelia en su cartera y vi venir a Amanda. No podía perder mucho tiempo por lo que mi ingenio me llevó a hacerlo. Aprovecho de guardar su número telefónico, la duda de si debo o no llamarla me invade y paraliza momentáneamente. Sin embargo, me arriesgo. Marco su número y aguardo a escuchar su dulce voz. El teléfono repica varias veces, estoy por desistir cuando escucho del otro lado su voz. ¡Es ella! Suspiro y mi corazón se acelera como el de un chico de quince años que está en su primera cita de amor. —¿Sí? —pregunta ella.— ¿Quién es? —cuestiona con un tono algo hostil.—Ofelia, soy yo. Rodrigo. Un silencio absoluto se siente del otro lado del teléfono, sé que tal vez sigue enojada por lo que pasó en la funeraria. —No puedo hablar ahora, te llamo luego —responde, desligando la llamada. Me quedo pensativo, analizando sus palabras. ¿Su esposo estaba cerca? ¿Lo hizo para evi
POV OfeliaAunque moría de ganas por hablarle a Rodrigo, no pude hacerlo, Felipe no volvió a salir de la habitación durante el resto de la noche. A pesar de ello, me dormí más tranquila, pues saber que él seguía estando pendiente de mí, me llena de emoción. Ningún hombre lo hizo antes, sólo él. Despierto y lo primero que hago es voltear al lado derecho de la cama para ver si Felipe aún sigue dormido. Me incorporo en la cama lentamente, ya ha despertado y no está en la habitación. Dirijo la mirada hacia el reloj despertador, veo la hora, es algo temprano, posiblemente esté en el gimnasio haciendo un poco de ejercicio antes de salir. Me levanto de la cama, apoyando suavemente mi pie. El dolor ha desaparecido en gran parte, pero diría que aún no estoy preparada para correr en un maratón.Voy hasta la ventana, descorro la cortina y observo a través del cristal empañado, su coche continúa estacionado afuera. Supongo que aún está en casa. Sin embargo, necesito llamar a Rodrigo, agradec
Felipe no aparece durante el resto de la mañana, por lo que tendré que almorzar sola como otras tantas veces. Decido llamar e invitar a Paola para que me acompañe.—Pao estoy sola en casa ¿Almorzamos juntas? —Lo siento tía, hoy iré con Marcelo a casa de sus padres. Para la próxima ¿Vale? —Claro, no hay problema. —exhalo un suspiro. —¿Te ha ocurrido algo? —pregunta con preocupación. —No, nada. Sólo no quería almorzar sola. —De verdad siento no poder ir, pero si deseas al volver de casa de los padre de Marcelo, iré a verte. —Está bien, Pao. No te preocupes, disfruta del paseo. Resignada a tener que almorzar sola, bajo hasta el comedor. Sin embargo, aún la mesa no está servida, por lo que me dirijo hasta la cocina. Juana se encuentra sentada con su móvil en la mano. —Disculpe, Juana. ¿Por qué aún la mesa no está servida? —preguntó en un tono amable. —Lo siento, es mi tarde libre —contesta parcamente y luego agrega:— El Sr Felipe avisó que no vendría. —¿Qué? —digo sor
El cuento de nunca acabar POV de Ofelia Despierto y veo a Felipe a mi lado, él está de espaldas a mí. Extiendo mi brazo para tomar el teléfono que reposa sobre la mesa de noche. Verifico la fecha, mi temperatura y la hora. Son las 7:00 de la mañana. Es el momento perfecto para seducirlo y tener sexo. Sí, eso dije. ¡Tener sexo! De un tiempo para acá, sólo tenemos sexo, sólo eso. Sé que para muchos suena un tanto bizarro decirlo de esa manera, sobre todo cuando apenas llevamos un par de años casados y como diría mi amiga Paola, “son los mejores años para disfrutar del matrimonio”. Quisiera por primera vez estar de acuerdo con ella, pero no puedo hacerlo. No han sido para mí, los dos mejores años, casi podría decir que mi felicidad junto a él, duró algunos meses. Pero de eso hablaré más adelante. Me incorporo cuidadosamente para no despertarlo. Me quito la bata de encajes quedando totalmente desnuda, me acuesto nuevamente y me escabullo entre las sábanas. Lo rodeó con mi braz
Abro los ojos pesadamente, me siento aturdida, veo una imagen borrosa frente a mí y oigo una voz a lo lejos. —Despierta Ofelia, joder. — dice con preocupación mientras da palmadas en mi rostro.— Despierta. —Pao —susurro. Puedo reconocer por su voz que es mi amiga Paola. —Sí tía. Joder soy yo. Vamos despierta. —Me insiste, mientras golpea suavemente pero con firmeza, mis mejillas.Paola coloca sus brazos debajo de mis axilas, une sus manos en mi abdomen y me arrastra hacia la tina. Aunque intento recordar lo que ha pasado, mi cabeza está embotada, no logró pensar con claridad. Apenas algunas imágenes y sensaciones difusas reaparecen en mi mente.La veo meterse dentro de la tina, se apoya en el borde de la bañera del lado de la pared; vuelve a sostenerme con fuerza enlazando sus manos en mis brazos y haciendo un gran esfuerzo por levantarme. Me siento pesada y desorientada; como puedo, consigo apoyar mis manos en el borde de la bañera para impulsarme un poco, aunque no estoy seg
Abro los ojos y siento como sus labios se posan en los míos y su aliento roba mi aliento. Exasperada por la situación comienzo a lanzar manotazos exigiéndole que se aparte de mí. —¡Suélteme, suélteme! —Comienzo a gritar visiblemente alterada— ¿Qué se supone que hace imbécil? El hombre de uniforme negro me sostiene por las muñecas intentando contener mi ataque. —¿Qué le ocurre, joder? Sólo intento ayudarla. —contesta con severidad haciéndome reaccionar de inmediato. Me incorporo en el sofá de cuero negro, y él se aparta de mí, arregla el cuello de su uniforme de chef y pasa la mano por su cabello. En ese momento alguien toca a la puerta, él se dirige hacia la entrada de la oficina, mueve el picaporte destrabando el seguro interno. Abre ligeramente la puerta como evitando que alguien pueda verme. —En seguida voy Tomás. —dice y cierra la puerta. Coloca una mano en su cadera y con a otra acaricia su mentón con cierta suspicacia.— ¿Puede decirme que hacía en esta área? —¡Eso no
POV de Rodrigo Freno intempestivamente, al ver el reflejo de alguien atravesarse de forma inesperada frente a mi coche. El sonido de los neumáticos rechinando sobre el pavimento resuena en mis oídos. Por suerte, alcanzo a detener el auto y evitar a tiempo, un desastreBajo apresuradamente de mi coche. Los nervios se apoderan de mí con rapidez. En mi mente se debaten dos pensamientos: por un lado, he atropellado a alguien, y por el otro, la delicada situación de salud de mi abuelo. ¡Mi viejo se me está muriendo! Me dirijo hacia la parte delantera de mi coche. La incredulidad me invade al ver que es ella. Es la misma mujer que estuvo en mi oficina minutos atrás. Me apresuro a levantarla entre mis brazos, ella permanece inconsciente. Por lo poco que alcanzo a ver, no está sangrando. Aún así, me preocupa que pueda estar lastimada.Con dificultad logro abrir la puerta de mi coche, la siento en el puesto delantero, mientras verifico su pulso y la reviso. —¡Joder! —exclamo al ver que