Angelina deseaba ser amada, pero su vida se verá envuelta en un caos cuando su familia la obliga a casarse con el hijo de su mayor socio para poder sacar a sus padres de la bancarrota en dónde están sumergidos. Su matrimonio es una agonía que la hace odiar al hombre que es parte de su vida, pero cuando un encuentro entre ellos logra desencadenar sentimientos, el deseo será el mejor aliado y serán testigo que el amor va más allá del odio que creen sentir.
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No soporto esta vida. —¿Serás tan estúpida como para atentar contra tu vida, Angelina? No deberías arruinarlo todo por una pataleta —Me acerco a él. —¡Mi vida se arruinó desde que acepté ser tu esposa! —grito— ¡Te odio! —Es la primera vez que estamos de acuerdo en algo —anuncio—. Al menos trato de llevar todo con calma cuando se refiere a esta matrimonio —Agarra su maletín y se levanta— Deja de comportarte como una niña y madura de una vez por todas. Dejándome un sabor amargo, abandona la casa. Mis lágrimas comienzan a salir y tengo la sensación de que mi mundo se desvanecerá cada día, sin encontrar una solución a todo lo que estoy experimentando. Odio a Andrew y detesto a mis padres por no liberarme de esta condena. Me levanto y me dirijo a mi habitacion. Entro y me tumbo en la cama, cierro los ojos y me imagino libre de esta tortura matrimonial, siendo feliz y alejada de las personas que hacen de mi vida un infierno. Mi teléfono suena y observo su nombre en la pantalla, mi estómago se contrae. Mi madre no ha dejado de enviarme mensajes desde esta mañana. Nuestra relación se ha ido deteriorando desde el momento en que me casé, y aunque ha tratado de arreglar nuestra conexión de madre e hija, no lo ha logrado. Ella destruyó todo. No le importó vender a su propia hija y nunca la perdonaré. Estrello el teléfono contra la pared y escucho unos pasos que se acercan. La puerta se abre y es Denis. —El cuarto teléfono, Angelina —murmura Denis. —Debemos estar felices de que tengo un marido millonario que puede comprarme lo que desee —Mi sarcasmo es evidente—. Es la única manera de molestarlo, malgastado su dinero. —No juegues con fuego mi niña. ¿Por qué no intentas mejor...? —No le permito continuar. —No se te ocurra seguir hablando, Denis —La observo fijamente—. Mejor ve y prepárate, saldremos de compras. Sin pronunciar una sola palabra, Denis abandona mi habitación. Me cambio de ropa y optó por un vestido veraniego y unos zapatos color rojo. Agarro mi bolso y salgo de mi habitación. —Limpia mi habitación —Le ordeno a la sirvienta. —Cómo ordene, Señora —Responde antes de marcharse. Tomo la mano de Denis y abandonamos la casa. El chófer nos abre la puerta y subimos al auto. El centro comercial se encuentra a una hora de mi residencia. Aunque somos sumamente ricos, mi vida siempre ha sido el campo. Mi familia me regaló al cumplir los dieciocho años una haciendo a las fuera de la ciudad. En aquel momento, me sentía molesto con ellos por comprometerme con un hombre que no amaba, pero no podía rechazar ese regalo, era un sueño. Tras casarme, mi vida cambió y tuve que trasladarme a la capital junto a Andrew. No he regresado a la hacienda, pero dispongo de personas que la cuidan. Mi nana me saca de mi ensoñación y me indica que ya llegamos, con un suspiro bajamos del auto. Una sonrisa que mi nana sabe diferenciar aparece en mi rostro, compro de todo. Gasto una suma considerable en cosas que sé que jamás usaré, pero sé causarán molestias en Andrew. Las horas trascurren y mis guardaespaldas no pueden con todas las bolsas, ya es tiempo de regresar. Mientras acomodan todo en el vehículo, el chófer nos abre la puerta y nos dirigimos a la residencia. Estoy satisfecha conmigo misma, uno de mis trabajos es poner de mal humor a Andrew. El es sumamente cuidadoso con el dinero desperdiciado, según él, no podemos estar gastando dinero en cosas innecesarias. No entiendo esa estupidez. ¡El hombre sumamente rico! ¿Qué le importa unos dólares menos? Por esta razón, le resulta molesto cuando gasto más de lo necesario, como hoy. A él le gusta querer ser de mí, una esposa digna y yo disfruto siendo todo lo contrario. El teléfono comienza a sonar. Era Zoe. Nos habíamos conocido en un viaje que hice a Inglaterra junto a Andrew por negocios. Era conciente de lo que deseaba: su primo llegaba hoy y quería que fuera con ella al aeropuerto a darle la bienvenida. No podía. No quería soportar el humor de mi querido esposo si se enteraba de que estuve con Leonardo. Tenía a quince guardaespaldas cuidando de mí, quienes le contaban hasta el más mínimo detalle de lo que hacía. Eso me molestaba. El teléfono había dejado de sonar, así que fui directamente a Mensajería. Mensaje para Zoe: Sabes que no puedo. Saludame a Leonardo y que lo lamento mucho. No espero que me responda, sé que no lo hará. Debe estar molesta, pero no deseo despertar más a la bestia. El auto se detiene y el chófer me abre la puerta. Salgo y camino hasta la casa junto a mi nana, visitar todos los almacenes me dejó agotada, así que me quito los zapatos y camino con ellos en las manos hasta mi habitación. —No es propio de una dama estar descalza en la casa —Esa voz. Cuando mis ojos se encuentran con los suyos, veo una pizca de burla en su mirada. ¡Cuánto lo odio! —El día que acepté ser tu esposa, la Dama que había en mí desapareció —Me acerco— No toleraré más tus juegos, Andrew. —La niña sacó sus garras —se ríe— Hoy vienen unos amigos socios de la empresa. Aunque te moleste la idea, quiero que te comportes como una señora casada. —Como ordene su majestad —Me inclino. Verlo enfadado es mi alegría. Sin esperar una respuesta, subo las escaleras. Abro la puerta de mi habitación y entro. Dejo los zapatos en algún lugar y me acuesto en la cama. Siento la puerta abrirse y es mi nana. Le hago seña de que se acueste a mi lado y ella lo hace, sus delicadas manos tocan mi cabello. —¿Por qué mis padres permitieron todo esto, Nana? Siempre es la misma pregunta, siempre lo ha sido durante años. —Cuando seas madre, entenderás el sacrificio que tenemos que hacer como padres. Me quedo de esta manera, recibiendo el amor que nunca he recibido de mi madre. Siempre fui un maniquí que ella podía mostrar y expresar: ¡Qué hermosa es! Nunca recibí una frase "eres importante" o "te amamos mucho". Creo que eso fue lo que me produjo más dolor, la indiferencia con la que me trataban. Comprendí que para ellos solo fue el premio gordo, no más. Y me inquietó darme cuenta de eso demasiado tarde.Andrew Hoy es mi última consulta y me siento mejor de lo que espere estar algún momento.—¿Cómo te sientes después de varios meses en terapia, Andrew? —El psicólogo me sonríe.—Mejor, hablar de mi madre y de la relación que tuve con mi padre después de su muerte me ayudó a entender muchas cosas.—¿Ahora qué harás? —Él sabe la respuesta, pero le gusta cotillear sobre mi vida amorosa.—Iré en busca del amor de mi vida.Deja su libreta en la mesa y se levanta, yo hago lo mismo. Lleva su mano a mi hombro.—Espero de todo corazón que todo sea mejor a partir de hoy, me agrado ser parte de tu recuperación para sanar y ser un mejor hombre para ella.—Gracias a ti por no rendirte y seguir.Nos abrazamos. Esteban se volvió más que mi psicólogo, mi amigo y le estaré agradecido toda una vida.Palmeo su hombro y salgo del consultorio. Al salir del edificio, veo a Ana recostada en el auto y a su lado Juan, mi amigo la tiene sujeta de la cintura. —Me empalaga tanto el amor entre ustedes ¿Y Amelia
Angelina Los nervios los tenía a flor de piel. Mi madre caminaba por toda la habitación y me tiene nerviosa.—¿Ya? —Es la tercera vez que me pregunta.—No.Le hablé a mi madre de la sospecha que tenía de un posible embarazo, no espero que fuera yo la que tomará la decisión. Llamó a la sirvienta y le ordenó que fuera con el chófer a la farmacia y comprará dos pruebas de embarazo.Así que, aquí estamos, esperando saber si seré madre. Mi celular suena anunciando que la hora ya pasó y es hora de saber el resultado. Mi mamá se detiene y me mira.Levantó la toalla que tenía encima de la prueba y vi el resultado.—¿Seré abuela? —La pregunta de mi madre me hace volver a la realidad.—Por el momento no.Cuando está por hablar, la puerta se abre. Es la sirvienta.—El señor acaba de llegar, está preguntando por ustedes.Mi madre me mira.—Es mejor no decirle nada a tu padre de esto.Asiento y juntas salimos de su habitación. Al bajar las escaleras mi padre nos recibe con una sonrisa. Abre los b
Angelina El avión aterrizó, agarro mis cosas y salgo. Necesito ver a mi madre, y saber que tendré su apoyo si estoy embarazada. Esto no me puede estar pasando, ¿qué voy a hacer con un hijo y lejos del padre? No, no, no, esto tiene que ser una broma de mal gusto. El chófer me abre la puerta del auto y subo.—Pasa por una farmacia —le ordené al chófer.Necesito salir de dudas, o de lo contrario, enloqueceré esperando.Los minutos pasan y el auto se detiene. Miro por la ventanilla y un nudo se forma en mi garganta. No puedo hacerlo sola.—Lo haré después.Él chófer me mira. Apartó la mirada y suspira, encendiendo nuevamente el auto.Abro la cartera y saco mi teléfono, lo enciendo y veo miles de llamadas de Andrew y algunas de Juan. Necesito cambiar de número, no sirve de nada alejarme de él y seguir contestando cada una de sus llamadas. Lo guardo nuevamente y cierro los ojos.¿En qué momento mi vida se convirtió en una montaña rusa? ¿Qué debo hacer para lograr ser feliz de una vez por t
Angelina Mi mirada se fija en las pequeñas gotas que caen por la ventana de la cafetería. Bebo el café en un silencio que, aunque para algunos puede causar incomodidad, para nosotros es un momento de paz. Ana bebé su café y suspira un par de veces.—¿Crees en las segundas oportunidades? —Me giro, centrándome en ella— No pienses mal, jamás habrá algo entre Andrew y yo, solo somos amigos —Me aclara— Pero… ¿Hay una oportunidad para ustedes?Esperó unos segundos antes de responder a su pregunta.—No es fácil, Ana —Dejé la taza en la mesa— Mi amor por él está intacto, pero dañado. Solo quería ser feliz a su lado, y pasaron tantas cosas que me lastimaron y no sé qué hacer. —Mis lágrimas luchaban por salir— ¿Qué debo hacer? Ya no quiero seguir luchando por una relación que no tiene futuro, al menos no en este momento.Ana me agarra la mano con fuerza.—Lamento que te sientas así —expresó—. Y es válido sentirse desesperada con toda esta situación que has pasado. Si para ti, lo correcto es es
Angelina Lágrimas corrían por mis mejillas. Escucho los quejidos de Andrew a causa del dolor que está sintiendo en este momento y me hace querer matar con mis propias manos a Álvaro. Cómo fue capaz de hacerle tal atrocidad a su hijo. Cuando llegamos a la cabaña sentí una sensación extraña, algo malo estaba pasando dentro. Por esa razón no me detuve ante los gritos de la policía y entré al jardín. Mi mundo se derrumbó al ver a Andrew siendo lastimado por su padre.Ver cómo luchaba por su vida, cada golpe en su rostro me lastimaba. El hombre que lo tenía sujeto logró escapar. Álvaro y Zoe intentaron hacer lo mismo, pero no lo lograron, la policía entró a tiempo y los capturó. Zoe gritaba para que la soltaran, limpie mis lágrimas y me levanté. Me acerqué a dónde la tenían, mi mano impactó en su mejilla.—Pagarás por todo lo que nos has hecho —Su mirada es fría— Al final no obtuviste lo que quisiste.—Eso crees —Asegura— Dañe lo que en ustedes estaba empezando, y eso, querida, me satisf
AndrewOtro golpe llega, gimo del dolor que me causa. Mi padre está en una esquina viendo a su hijo ser golpeado y no hace nada por detener a la escoria que me mira con burla. —Levántate, parásito —Me grita— Defiéndete y sé un hombre.Me limpio la sangre que sale de mi boca y me río.—Al menos no soy el monigote de una mujer y un violador —Mi padre cerró los puños con fuerza— Cuando obtenga de ti lo que desea, te trataran como el perro que eres.Cuándo intenta golpearme de nuevo. La puerta del sótano donde me tienen, se abre.—¡Ya basta! —Le exige la escoria de mujer que me sonríe— Sal, quiero estar a solas con él.—Como ordene, preciosa.Sale y Zoe se acerca.—Eres el único que puede acabar con todo este sufrimiento —dice— Solo tienes que estar conmigo.—Prefiero soportar cada golpe que humillarme al estar con alguien como tú, no entiendes que desde el primer momento que te conocí, solo sentí repulsión hacia ti—Su mirada se oscurece— No eres nadie al lado de Angelina.Recibo una cac
Último capítulo