CAPÍTULO 2
ALAY BENJAMIN ECKER QUEEN.
El sonido de cubiertos contra algún cristal me hace sobresaltar de la cama. Al borde de tomar automáticamente la navaja qué hay debajo de mi almohada y a pintar a cualquier extraño que esté invadiendo mi habitación-sotano.
Theo levanta las manos inofensivamente tras dejar una bandeja de desayuno arriba de la cama y da un paso atrás al ver la navaja.
Tardo varios segundos en reconocer que ningún oficial a invadido mi habitación y que no nos han descubierto. Que es solo mi hermano y que me ha traído el desayuno.
—¿Podrías bajarla?—me sugiere apuntando con la cabeza el arma que tengo en la mano.
Asiento con la cabeza y vuelvo a dejarla debajo de mi almohada.
—Lo siento—me disculpo, sentándose bien en la cama—. Trato de estar preparada por si los oficiales del pueblo nos descubren.
—No nos van a descubrir. Aquí estás a salvo y afuera nadie sospecha nada. Siguen llorando tu muerte, Alay—Theo se ha relajado y se sienta en la punta del colchón, dejando l