EL GUARDAESPALDAS DE MI HERMANO: 1. ¿Has visto a tu madre llorar?
Una nueva carta desde prisión.
Una nueva lágrima de frustración manchando su mejilla. Se la limpió con rabia e hizo un intento por estrujar el papel y hacerlo pedacitos, pero no pudo, no se atrevió… no cuando aquello era un recordatorio constante de lo que era.
Una mujer rota. Una mujer que no podía volver a amar.
“No eres nadie, Elizabeth. Yo te hice lo que eras… y de eso solo queda el despojo de ser humano en el que te has convertido ahora”.
Leyó con impotencia y dolor. ¿Era cierto…? ¿Lo era? ¿Era una mujer que ya no tenía valor?
Pequeños pasos se aproximaron a su puerta. Sabía que era Raquel. Rápido se limpió el rostro y se giró con una sonrisa que lejos estaba de mostrar felicidad.
— Mami… ¿Estás triste otra vez? — le preguntó la pequeña. Era la encargada de recordarle lo pésima actriz que era.
Nadie sabía que lloraba por las noches, y que ahogaba jadeos de frustración contra la almohada para no despertar a su hija. Nadie sabía que, frente a todos, fingía estar bien, y que e