44. Reunión familiar
— ¿Dónde está Raquel? — preguntó Elizabeth a Leonas cuando quedaron solos.
— Está en la cocina. Quiso pastel.
Elizabeth asintió e intentó pasarle por el lado. Él lo impidió tomándola de la mano.
— Beth…
— Debo ir con Raquel.
— Lo sé, pero debemos hablar. La mujer que viste aquí no significa nada — intentó explicar.
Ella negó y bajó la mirada.
— Leonas…
— Pero no voy a negarte que tuve algo con ella, pasajero, de unos meses.
— No tienes que explicarme nada de tu vida personal o tus relaciones amorosas.
— No existe ni existió ninguna relación amorosa con nadie, no después de ti.
Elizabeth sintió un ramalazo de electricidad sacudir su cuerpo entero. Alzo el rostro. Él parecía sincero.
— Pero… yo te vi con ella — musitó con dolor. Todavía podía recordar el beso compartido y sentía que los celos se la comían como pirañas.
Él negó y acarició su mano.
— Lo sé, sé lo que viste, pero si me dejaras explicarte — le pidió.
La agotada Beth asintió, así que él la llevó al sofá y se se