25. Ana Paula había dicho la verdad
Santos entró al despacho seguido por su guardaespaldas, que pronto había puesto al tanto de la inesperada visita.
— Señor, la joven no viene sola — le informó Leonas.
Él se giró.
— ¿A qué te refieres?
— La acompaña un hombre, y no ha querido pasar si no es con él.
— Bien, entonces que pasen.
— Señor, perdone que se lo diga, pero la apariencia de ese hombre no me gusta para nada y me temo que no podre dejarlos solos sin saber cuál es el motivo de la visita.
Santos asintió, comprendiendo.
— De acuerdo, hazlos pasar.
Adela y el hombre en cuestión lo observaron todo a su alrededor con increíble asombro antes de que una mucama los guiara al interior de la casa.
— Es por aquí, pasen, el señor ya los está esperando.
Adela se detuvo un momento, inquieta.
— Ya no quiero hacer esto, lo mejor será que me… — antes de que pudiera terminar, el hombre la tomó del antebrazo y la pegó a él.
— Ya no es momento de arrepentirse. ¿O es que piensas devolver el dinero que ya te gastaste? — murmu