En Antiparos, Islas Griegas, una mujer acababa de recibir una llamada telefónica de larga distancia.
Su padre le había dado la más reciente información: "Te está buscando."
El motivo de esta búsqueda era desconocido. Pero, aunado a esto, estaba el hecho de que esa mujer había regresado.
Selene Ponce estaba de vuelta.
Selene Ponce seguramente había contado algo.
Y aunque se había asegurado de no dejar cabos sueltos, sabía lo tenaz que podía llegar a ser Alejandro. Pero Alejandro no contaba con algo… Alejandro no contaba con su pequeño secreto.
—Kiara, cariño, ¿terminaste tu desayuno?
La niña de poco más de tres años asintió. Era una cosita preciosa; tenía unos cachetitos rosaditos, regordetes y unos ojos grises inconfundibles.
Era su hija.
La hija que había tenido con Alejandro.
Cuando se fue, expulsada y desechada por el hombre, se enteró al mes de su embarazo. Había sido una sorpresa, desde luego. Aunque… en el fondo no había sido tan sorpresa.
Esa noche lo había