—¡No, no podría aceptarla! ¡Por supuesto que no! —gritó—. ¿O la quieres a ella o me quieres a mí? ¡Pero no nos puedes tener a las dos!
—Entonces supongo que esto llega hasta aquí.
—¿Qué?
Sentía que el corazón le iba a estallar.
¿De verdad le estaba haciendo esto?
—¡Retráctate! ¡Retráctate ahora mismo, maldita sea!
Sus pies se movieron con rapidez en conjunto con sus manos y comenzaron a golpear el pecho del hombre que sentía que había amado como nunca en esos meses. El mismo hombre que ahora le ofrecía un trato desleal, sucio, asqueroso.
¿Una relación compartida?
¿De qué hablaba exactamente?
—¡Maldito mentiroso! ¡Maldito sucio! ¡Asqueroso!
—Puedes gritarme y golpearme todo lo que quieras, pero eso no cambiará el hecho de que no voy a soltar a Selene: ni ahora, ni nunca.
—¡Entonces cásate con ella y hazla tu mujer, maldito!
—Puede que lo haga.
Se detuvo y lo miró con los ojos grandes y enrojecidos.
—¿Y qué pasó con eso de que no estaba hecha para ser tu esposa, eh? ¿Era ot