El sonido de mis tacones resuena con suavidad sobre el mármol pulido mientras avanzo por el pasillo que conduce al comedor principal
Es temprano. Muy temprano, pero Maximilian me pidió que desayunáramos a esta hora porque tiene asuntos importantes que atender durante todo el día. No me dijo directamente que no desea irse sin haber compartido conmigo la mesa. Su invitación y la manera en la que me la “entregó” esta mañana, fue un claro ejemplo que no desea salir sin antes desayunar conmigo.
Pensé que lo haríamos en el balcón, como lo he estado haciendo durante todo el mes que transcurrió, pero no. Maximilian me invitó a desayunar en nuestro comedor principal.
«Una mañana diferente», eso dijo. Y también añadió que, a partir de hoy, estaríamos desayunando el comedor principal, como los esposos que somos. Eso me hizo reír, fui sincera y le dejé claro que me gusta comer en el balcón. Pero él también fue claro y me dijo que prefería comer en el comedor.
Y luego de un debate intenso entre bes