—Muy bien—Sharon había terminado su diálogo y se unió a él con una sonrisa—. Todo en orden. Graham enviará la información y las rutinas de ejercicios explicados a mi correo. Estaré en contacto con él por cualquier duda y...
—¿Graham?—Aidan elevó una de sus cejas y la miró con seriedad, mosqueado por la intimidad del trato. ¿Desde cuándo era necesario ese grado de cercanía?—. ¿Es él quien se está moviendo rápido para ganarse bajo tu falda o tú lo estás alentando?—no evitó el tono seco, seriamente molesto por la familiaridad del trato.
Ella se ruborizó.
—No todos vemos a las personas del otro sexo con intenciones primarias—ella contestó, su postura firme y sus mejillas rojas, molesta a todas luces.
—Eso espero—respondió—. Te necesito concentrada solo en mí y cualquier pensamiento de orden... primario, como dices—indicó un entrecomillado irónico con sus dedos— lo quiero en relación a mí.
Ella se envaró, su rostro se volvió serio e instintivamente alisó su falda, como si pudiera caber una