De seguro había una larga cola de mujeres ansiosas por meterse en su cama y formar parte de su vida. Mujeres más hermosas, sofisticadas, mundanas y con todas las armas de seducción a sus pies. Ella no tenía mucha experiencia sexual y en su lista de ligues eran más las cruces que los tics.
Sus relaciones habían sido bastante lamentables y en honor a la verdad, pocas veces había logrado tener un orgasmo. Y nada de fuego artificiales ni campanas. Temía que él se decepcionara y el encuentro se convirtiera en una frustración. Una que de seguro la hundiría en el hondo agujero negro de la auto conmiseración. Pasó su mano por el rostro para borrar toda negatividad y le envió mensaje a Sharon, quien le respondió de inmediato:
SHARON. Amiga, te ves nerviosa.
REGINA. Acepté. Ya envié el mensaje y tengo una cita. Quiero decir… Se ruborizó. No podía cometer el error de considerar su próximo encuentro sexual como una cita normal.
SHARON. Bien, bien por ti-emoticones de aplausos-. ¡No puedes echarte