Tina, la hermana de Regina estaba de visita y se quedaba en su apartamento. Sharon no podía esperar a verla otra vez. Eran contadas las oportunidades que había tenido para charlar desde que se había ido a la universidad, tan sumida estaba en su estudio y en sus ambiciones de futuro. Las que Regina estaba feliz de poder apuntalar.

Sharon había ganado tiempo aseándose y vistiéndose en la clínica para evitar conducir doble trayecto y en cuestión de veinte minutos estaba en la puerta del edificio, lugar en el que coincidió con Kaleb, que también llegaba. Fue él quien la vio y la esperó, sosteniendo la puerta acristalada. Le agradeció con una sonrisa, que él devolvió con su clásico gesto, algo decadente y perverso para cualquiera, pero que a ella poco la impactaba.

No era su tipo de hombre; demasiado...todo. Ella no perdía de vista que sus ojos no sonreían demasiado, aunque era amable y respetuoso. Tenía entendido que era un auténtico playboy, pero no era ese el rol que jugaba con ella.

—S