LA CHICA DEL VIOLÍN. CAPÍTULO 24. ¡Me vas a matar!
La cena definitivamente estaba deliciosa, pero los besos de Lucio lo eran mucho más. Vieron aquella magnífica puesta de sol mientras disfrutaban de un buen vino y conversaban sobre miles de cosas que los dos querían hacer.
—Las vamos a hacer todas, amor —le aseguró Lucio mientras caminaban de regreso a la casa.
Puso música suave y bailó con ella en la terraza, aquellas primeras horas de la noche eran perfectas, solo quedaban ellos en la enorme casona y entre la música y el vino, el romance definitivamente solo podía crecer.
—¿Quieres que bajemos? —susurró Lucio en su oído.
—¿A la bodega? —preguntó Maya sin comprender.
—No, al infierno... pero sí, primero a la bodega —respondió él, guiándola hasta una escalera de caracol que conducía a una puerta de madera gruesa.
La ayudó a bajar y pronto se encontraron en la bodega, rodeados de barricas y botellas de vino. La cava parecía excavada en la misma pared, así que era una vista impresionante ver las botellas en sus pequeños nidos.
—¿Qué te