¿¡¿Cómo era posible que el pretendiente de Valerie fuera… Alan!? ¡Qué coincidencia tan grande!
Para estar segura de no haberme equivocado, me incliné un poco hacia adelante.
Esta vez lo vi claramente: esa cara tan fina no podía ser otra que la de Alan.
¡Malas noticias!
Valerie y Alan nunca se llevaron bien, y él tampoco la soportaba.
Si ahora les tocaba tener una cita, seguro terminarían a los gritos.
Rápidamente saqué el celular, lista para llamarla y advertirle, pero antes de marcar, ella ya iba entrando con toda la seguridad del mundo, llevando de la mano a Embi y Luki.
Como si quisiera que todos la vieran.
¿Acaso olvidaba que era una figura pública?
Aunque hoy iba sin maquillaje y con el cabello desordenado, tan descuidada, que incluso si alguien pensaba que se parecía a una actriz, no se atrevería a asegurarlo.
Yo aún pensaba si debía aprovechar que Alan no la había visto para correr y sacarla de ahí.
Justo cuando esa idea cruzó mi mente, escuché un grito sorprendido a mi izquierd