Mateo asintió.
—La verdad, eres bastante inteligente y buen trabajador; antes, con la buena situación de tu familia, lo que te faltaba era un poco de ambición. Ahora, si entras a la empresa, voy a pedirle a Asher que te guíe. Estoy seguro de que vas a destacar.
El cumplido y la propuesta fueron tan inesperados que mi hermano no lo podía creer.
Mi mamá le dio un codazo para que reaccionara.
—Mateo quiere que trabajes en su empresa, respóndele.
—Sí… sí, encantado —dijo mi hermano, tratando de controlar la emoción— Si consigo ese puesto, voy a dar lo mejor de mí y no te voy a decepcionar.
Yo sabía que estaba súper emocionado, primero porque por fin alguien le daba una oportunidad así y reconocía lo que valía; y segundo, porque quería progresar en su carrera para poder darle a su novia una mejor vida.
Esa noche, como siempre, me pidieron que no durmiera en casa.
Pero esta vez no fue mi mamá la que me echó, sino mi hermano.
—Mamá ya me tiene a mí para hacerle compañía, no te preocupes, adem