Era mi hermano el que me estaba llamando, me dijo que habían encontrado un riñón compatible para mi mamá y que fuera a casa de inmediato.
Cuando llegué, mi hermano y mi mamá me esperaban en la sala.
También había un médico con bata blanca, de hecho, se me hacía conocido.
Contuve la emoción y le pregunté a mi hermano:
—¿Es cierto que encontraron un riñón para mamá?
Él asintió, con los ojos llenos de alegría.
Mi mamá, a su lado, lloraba de felicidad.
Mi hermano me tomó de la mano y me dijo:
—Todo esto es gracias a Mayi. Ella le comento el caso de mamá al doctor Alvear y él estuvo pendiente de encontrar un riñón. Todos estos días, Mayi y Bruno no pararon de buscar, y al fin lo consiguieron.
Con razón Mayi no pudo venir a cenar anoche, estaba ocupada con lo de mamá. No debí juzgarla sin saber.
Habló con entusiasmo, pero también con algo de pesar por su novia, que trabajaba tan duro.
Pero yo no podía dejar de pensar que algo en todo esto sonaba raro.
¿De verdad su novia tendría tanta influ