Capítulo 632
Mi mamá se rio un momento mientras yo jalaba a Mateo para que entrara.

—Llegaste justo a tiempo, la comida ya casi está lista.

Luego miró a mi hermano para confirmar:

—Solo falta la sopa, ¿verdad?

—Sí, ustedes vayan comiendo —respondió mientras caminaba de nuevo hacia la cocina.

Mateo todavía traía puesto su abrigo negro.

Era alto, de piernas largas, y ese abrigo le hacía resaltar su figura.

Aunque hoy no había nevado, hacía un frío tremendo.

Se quitó el abrigo y me lo pasó, para saludar a mi mamá con respeto:

—Que gusto verla.

Ella sonrió tanto que casi no podía cerrar la boca y, aun emocionada, lo invito a sentarse a la mesa. Mateo siempre era detallista, no solo vino a acompañarnos, sino que también trajo regalos.

Había uno para mi mamá, otro para mi hermano y otro para la novia de mi hermano.

Como yo le había contado que tal vez por fin iba a venir, él se acordó y le compro algo.

Los regalos eran caros: para mi mamá, un brazalete de jade, verde y translúcido, de esos que a simple v
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