Sonreí.
Aunque tuviera pruebas... ¿Mateo las creería?
—Aurora... —Camila me miraba con los ojos llenos de lágrimas.
—Lola ya está aquí. Dime al menos si es o no la mujer que sedujo a tu papá. Me diste una bofetada de la nada, y ahora me acusas de contratar a alguien para arruinar a tu familia... ¿Qué significa esto?
Su voz estaba llena de falsa inocencia, y ese tonito no podía dar más lástima.
Mateo también me miraba, furioso.
Lo que pensaba era claro: yo era la que estaba montando un drama, yo era la que hacía acusaciones sin fundamento.
Sonreí con amargura. Ya ni ganas tenía de explicarle nada.
Con cara seria, me acerqué un poco a Camila.
Al instante, Mateo se puso delante de ella. Me habló, con una mirada penetrante:
—¿Ya acabaste con tu show?
—¿Yo soy la que está haciendo un show? —me reí, medio burlándome y medio decepcionada.
Mateo se molestó aún más:
—Acusas de la nada a alguien de meterse con tu familia y luego le pegas sin más. ¿Si eso no es un show, entonces qué es?
—¡Ja!
Me