—Lucy... —le dije, imitando a propósito el tono con el que le hablaba a mi papá.
Pero ella no reaccionó en lo absoluto.
Intrigada, rodeé la mesa para ponerme frente a ella.
Y para mi decepción... esa mujer no era la amante de mi padre.
—Aurora...
En ese momento, Camila y Mateo también entraron al local.
Lo que me sorprendió fue que Camila cojeaba al caminar, como si tuviera una pierna mala.
Eso me dejó intrigada. Algo cruzó por mi mente fugazmente... tan rápido que no alcancé a captarlo.
—Aurora, ya está aquí mi amiga. Dime tú si es o no la que intentó acostarse con tu papá.
Apenas terminó de hablar, la mujer se quejó, molesta:
—¿Qué? ¿Yo con el papá de ella? ¡Está loca! ¿Por qué iba a querer acostarme con un viejo?
—Ay, Lola, no te enojes. Déjala que te vea bien, si no nunca se va a quedar tranquila —le dijo Camila, fingiendo un tono de disculpa.
La mujer suspiró, y cuando vio a Mateo, en su cara apareció una sonrisa coqueta.
—Ay, bueno... solo porque tú me lo pides. Total, perder un