Antes de que Alan pudiera terminar, Indira lo interrumpió furiosa:
—Mateo, usted no lo sabe, pero mientras recibía la puñalada por esa Aurora, mientras lo llevaban a urgencias sin saber si iba a vivir o morir, ella... ¡ella en realidad...!
—¡Ya, ya, deja de hablar! —de inmediato, Alan la jaló del brazo para que se callara.
Pero Indira se soltó de un tirón y miró a Mateo, indignada.
—No me importa, voy a decirlo. Yo siento que usted no se merece esto. Engañarlo así... eso sí es hacerle daño.
La mirada de Mateo se volvió penetrante.
—Entonces, ¿qué ibas a decir?
Alan seguía jalándola del brazo, pero Indira lo ignoró.
—Justo cuando lo mandaron a urgencias, cuando usted estaba entre la vida y la muerte... Aurora se fue con Javier.
Con fuerza, Mateo apretó la sábana y miró a Alan dolido.
—¿Es cierto? ¿Ella... se fue con Javier esa noche?
Alan dudó y tembló un instante.
—E-eso... cuando ella venga podemos preguntarle. Debe de haber un malentendido.
—¿Así que lo que dijo es verdad? ¿Aurora se