Todo pasó demasiado rápido, tan de repente, que cuando la gente reaccionó, Bruno ya le había clavado un cuchillo a Camila en el estómago.
Como no podía hablar, solo dejaba escapar esos ruidos roncos mientras la miraba, lleno de odio, hundiendo la hoja una y otra vez en su abdomen.
En cuestión de segundos, la sangre empapó el vestido de novia que llevaba puesto.
Las heridas de Bruno ni siquiera habían terminado de sanar; él apenas podía moverse bien, pero para vengarse de Camila había reunido todas sus fuerzas.
En ese instante, parecía capaz de destruir el mundo; se le notaba tanto odio que nadie se atrevió a acercarse.
Camila gritó desgarradoramente y se desplomó, recostándose en el pecho de Carlos, que no se movió; solo se quedó mirándola, completamente aturdido, incapaz de reaccionar.
Al final fue Javier el que reaccionó primero y empujó fuerte a Bruno, que retrocedió a tropezones y terminó tirado en el suelo, con los policías encima.
Aun así, el odio en sus ojos no se apagaba; seguí