Adolorida, cerré los ojos y, de repente, aparecieron recuerdos borrosos. Las voces saltaban y se chocaban en mi cabeza.
"Mateo, ¿por qué siempre estás tan molesto? Te ves horrible, ¿me odias?"
"No."
"Oye, Mateo, ¿por qué siempre molestas a Javier? Te lo digo, si lo vuelves a hacer, no lo voy a dejar pasar."
"¡Vete!"
"Aurora, Mateo me dijo que eres muy molesta, que no vengas a fastidiarlo de nuevo. A Mateo le repugnan las niñas ricas como tú; no te has dado cuenta de que ni siquiera quiere hablar contigo, ¿verdad?"
"Te cité en el lugar de siempre, ¿por qué no viniste? ¿Estabas con Javier, cierto?"
"¿Y qué si lo estaba? ¿A ti qué te importa? ¡No me sigas molestando, te odio!"
***
"No te vayas, Aurora, no te vayas..."
"Aurora, vete de regreso a tu gran ciudad, no quiero verte otra vez."
"Mi hermano y los demás en realidad te odian; solo se acercan a ti para burlarse de ti, niña de papi, consentida."
"Mateo, eres una basura... basura..."
Las voces en mi mente se volvían agudas, punzantes,