Si no me equivocaba, Camila seguramente estaba usando nuevamente la misma táctica de autodesprecio para demostrarle su "amor" a Carlos. Y, efectivamente, pronto se escuchó la voz ansiosa y dolida de Carlos.
—¿Cómo puedes ser tan tonta? Yo no te desprecio, nunca te desprecié. Solo estaba enojado… enojado conmigo mismo, por no haber podido protegerte. Ese Bruno te amenazaba así, y aun así no te casaste con él, sino que decidiste casarte conmigo. ¿Cómo podría yo dudar de tu amor? Camila, me odio a mí mismo… jamás imaginé que tú estabas soportando tanto dolor y tanta agonía en silencio.
Bajé la mirada, una vez más lamentando lo fácilmente que se manipulaba a mi hermano. Aunque, por supuesto, todo se había desarrollado exactamente como yo esperaba.
Cuando escuchó eso, de Camila salió un mar de lágrimas, como si el mundo fuera injusto con ella.
Lloró largo rato antes de decir:
—Yo siempre quise escapar de las amenazas de Bruno, pero no pude. Yo no tengo miedo de nada… excepto de no poder pa