—Aurora... —Javier me ayudó a levantarme y me miró con preocupación.
—¿Estás bien?
Le dije que no y sonreí con tristeza:
—Embi y Luki me odian.
—Solo fueron palabras dichas por enojo. En unos días se les iba a pasar. Tú sabes que te adoran; era imposible que te odiaran.
A un lado, Camila sonrió con desprecio:
—Ay, ¿y qué tiene eso? Cuando tengas un hijo con mi hermano, ya no va a importar si ellos te quieren o no.
—¡Camila! —Javier le dijo con tono de advertencia.
—No vuelvas a hablar así.
Camila se molestó:
—¿Y qué dije de malo? Lo que les dije a esos niños era verdad. Si Aurora eligió estar contigo, entonces debía cortar por completo con el pasado. ¿O no te daba miedo que, por culpa de los niños, ella y Mateo fueran a tener sentimientos otra vez?
Javier se puso serio.
Carlos jaló suavemente del brazo de Camila y dijo:
—Ya basta, Camila. Vamos, te acompaño a elegir unas joyas.
Antes de que Camila respondiera, Javier habló con calma:
—Vayan ustedes. Aurora no se siente bien, la voy a l