Su cara era tan exagerada, tan “emocionada” y “sincera”, que me dieron ganas de vomitar.
¿Cómo podía alguien fingir así de bien?
Cuando Camila terminó de hablar, todos en el público aplaudieron.
Aunque su personaje en la serie no era precisamente querido y fuera del set se portaba igual de desagradable, sabía fingir, y por eso todavía mantenía algunos fans.
Pero, frente a los de Valerie, los suyos eran casi nada.
Después de que habló el protagonista, le tocó a Valerie.
En cuanto pisó el escenario, los aplausos y los gritos llenaron el salón.
Miré a Alan, a mi lado.
No le quitaba los ojos de encima a Valerie, y se le notaban la ternura y el orgullo.
Traía esa expresión que gritaba al mundo entero: “La mujer de Alan es la mejor”.
Volví a mirar al escenario.
Valerie, tan directa y de carácter fuerte, brillaba con su elegancia natural.
Sostenía el micrófono con seguridad. Hablaba tranquila y sonreía de verdad.
A diferencia del numerito melodramático de Camila, lo de Valerie se sentía real.