Él se acercó, alterado, y me preguntó con urgencia:
—¿Has visto a Valerie?
El corazón me dio un vuelco. Me puse de pie de inmediato.
—¿Cómo que si la he visto? ¿No estaba contigo todo el tiempo? ¿No estaban con los fans?
Alan se veía muy tenso.
—Sí, estábamos con los fans. Pero de repente quiso ir al baño. Yo quise acompañarla, y justo varios empezaron a preguntarme cosas sobre nuestra relación. Valerie me dijo que me quedara. Igual me preocupé y mandé a dos guardaespaldas con ella. Pensé que con ellos nada podía salir mal.
—Claro —asentí, intentando mantener la calma—. Solo fue al baño, es un lugar público, lleno de cámaras y con seguridad. ¿Qué podría pasar?
Intenté tranquilizarme y añadí:
—¿Y después? ¿No volvió? ¿O está descansando en algún lado?
Alan respondió, cada vez más preocupado:
—Los guardaespaldas regresaron, pero no la encontraron. Les pregunté qué pasó y dijeron que, cuando salió del baño, Valerie les pidió que no la siguieran, que tenía algo que hacer. En cuanto lo escu