Embi dijo en voz baja:
—No me duele nada, y cuando voy al médico no tengo miedo. Ellos juegan conmigo y me hacen feliz. Y también papá, papá me lleva todos los días con mi hermano a jugar. Solo que hubo unos días que papá no estuvo, y entonces vino el padrino y dijo que papá tenía cosas que hacer y debía irse unos días.
—Sí, y esos días fue el padrino el que jugó con nosotros —dijo Luki.
Los abracé y sonreí. Pensé para mí que los días en que Mateo desapareció debieron ser los días en que estuvo herido.
Afortunadamente, los dos niños estaban bien.
Waylon no podía ignorar que Mateo también llevaba a los dos niños.
Parece que, como dicen los rumores, Waylon de verdad no lastima a niños.
Después de recibir los regalos, Embi sacó de su mochila una caja y me dijo:
—Mami, este regalo lo eligió papá para ti.
—Mira —añadió Luki.
—Papá se tardó mucho en escogerlo, y solo trajo un regalo para ti, mami.
Cuando mencionaron a Mateo, mi corazón dio un vuelco de dolor.
Justo en ese momento alguien ent