El viernes después de clases, quedamos con Milton en la playa. Él había traído el almuerzo: esta vez, eran unos emparedados de pavo, con lechuga, tomate, kétchup, mostaza, y queso. De sólo verlo no aguante y empecé a vomitar. Era una sensación espantosa, ya que no tenía nada en el estómago.
¡Beatriz! ¿Estás bien? — Preguntaba Milton, mientras sostenía mi pelo y masajeaba mi espalda.
Creo que si — dije.
Estas muy pálida, será mejor que te lleve a tu casa… — añadió, preocupado.
Puedo manejar — dije, mientras me tomaba mi vientre, que me dolía demasiado.
Si te vieras la cara, no dirías lo mismo.
¿Tan mal me veo? — dije, asustada.
Pareces un vampiro, pálida y con una cara de muerta, que para que te cuento — respondió entre risas.
Bueno… entonces, lleva a la vampiro a casa — bufé.
Como usted diga. Quizás durante el viaje, quieras morderme…
Jake — blanqueé mis ojos.
Yo sólo quería que supieras que no pondría resistencia.
Okay, ¿Vamos en mi auto o en el tuyo?
Te llevo en el tuyo, luego yo vu