Aurora
El mensaje llegó cuando estaba en la ducha. Tres pitidos consecutivos, como si la urgencia pudiera medirse en el sonido insistente de mi teléfono. Con el cabello aún goteando y una toalla enrollada alrededor de mi cuerpo, desbloqueé la pantalla para encontrar un texto de un número desconocido.
*"No estás a salvo. Ellos saben dónde encontrarte. Mantente alerta."*
El agua fría que resbalaba por mi espalda ya no era la única razón de mis escalofríos. Releí el mensaje tres veces, buscando alguna pista sobre su remitente. Nada. Solo esas palabras cortantes que se clavaban en mi pecho como astillas de hielo.
Me vestí mecánicamente mientras mi mente trabajaba a toda velocidad. ¿Quién sabía lo suficiente para advertirme? ¿Era una trampa? ¿O alguien realmente intentaba protegerme?
Llamé a Gael, pero saltó directamente al buzón de voz. Típico. Justo cuando más lo necesitaba, se volvía inalcanzable. Respiré hondo, intentando calmarme. No iba a derrumbarme. No ahora.
—No seré una víctima —