Una insistente y sonora melodía que cobraba fuerza a cada segundo que pasaba le taladabra los oídos de manera molesta e insistente, arrancandole un gruñido bajo e irritado ante dicha falta de respeto a su sueño.
Se removió entre las sábanas, buscando a tientas el bendito aparato que la estaba fastidiando, con unas inmensas ganas de destruirlo en el acto.
Escuchó el ruido de unas cuantas cosas rompiéndose mientras tentaba en todas partes con los ojos cerrados, pero poco le importó aquel detalle.
Tomó el celular y deslizó la pantalla con los ojos entrecerrados, deseando mandar al demonio a la persona que se encontraba al otro lado.
- ¿Qué diablos quiere?.- La voz de Margot salió ronca y rasposa, con la ira destilando en cada sílaba.
- ¡¿Se puede saber por qué demonios no contestas?!.- La voz iracunda de una mujer inundó sus oídos, por lo que tuvo que alejar el aparato de su oreja, antes de que su tímpano quedara destruido.
Se sentó en la cama con mucho esfuerzo, frotando sus ojos fastid