Capítulo 65 Como si el tiempo no hubiera dejado huella en ella.
—¡Señora! —El médico le abrió la puerta a Raina.
A ella se le cortó la respiración y, de repente, no podía mover las piernas. Se quedó plantada en la entrada, mirando fijamente hacia el cuarto.
En el centro de la habitación, una gran cama destacaba. Desde la posición de Raina, le parecía ver a alguien recostado en la cama, aunque no era claro.
Pero ella sabía que era Celia, la persona que no había visto en siete años.
Después de tantos intentos de encontrarla y de verla, incluso solo de saber que ahora la tenía frente a ella, de repente le dio miedo. Se sentía como una niña tímida volviendo a su pueblo.
No sabía por qué.
A un lado, el médico se quedó quieto, esperando pacientemente sin apresurarla.
Pasó casi un minuto antes de que Raina, por fin, suspirara. Sin embargo, no dio un paso hacia la habitación, sino que miró al médico.
—¿Debo tener en cuenta algo? —preguntó.
—No es necesario, señora. Solo tiene que verla mientras duerme. Puede decirle lo que quiera, incluso tocarle la mano o