Capítulo 55 No es que no sepas la fuerza que tiene su marido.
Raina estaba jugando sola en el césped cuando un auto se le acercó.
No hacía falta preguntar para saber de quién se trataba.
Hace un momento, Iván dijo que eran como chicle y la comparación le quedó perfecta. Ella ya se había alejado bastante y aun así volvía a buscarla; de verdad era sorprendente.
¿Pero si Marta quería alcanzarla, iba a dejar que fuera tan fácil?
Raina no era tan paciente. Apretó más el acelerador eléctrico y condujo hacia una zona todavía más amplia.
El auto que manejaba era bien potente y hasta pensó en disculparse por la mala primera impresión que tuvo. No solo era divertido: manejarlo se sentía increíble, tanto que quería mandar uno por avión a su país para usarlo.
Cuando vio que Raina se alejaba, Marta, con una sonrisa burlona, también aceleró para perseguirla. Así, en ese césped enorme, las dos empezaron una persecución.
—Raina, ¿por qué te vas? —gritó Marta, sin poder alcanzarla.
El cabello largo de Raina volaba con el viento; se veía linda y fuerte, y no le pr