Capítulo 54 Yo no vendo a mi mujer.
—Iván, hablemos de condiciones, ¿qué necesitas para dejar en paz a Raina?
Noel se sentó donde había estado Raina; todavía sentía el calor de su cuerpo. Para él, eso ya era una gran satisfacción.
Iván presionó un botón para colocar el toldo.
Aunque quedaron a oscuras, no se quitó los lentes.
—¿El señor Silva sigue borracho o anda sonámbulo?
Noel ignoró la burla y fue directo.
—Iván, si quieres Altos del Centro, te lo doy.
Altos del Centro quedaba en el centro de la nueva ciudad. El mes pasado, tras varias rondas de selección, solo quedaron Noel e Iván.
Hasta ese día, Noel recordaba el día de la licitación. Ese día Raina también estuvo y las palabras exactas de Iván fueron:
—Señor Silva, déjemelo a mí.
Cuando lo pensó, le pareció que Iván no buscaba solo el terreno, también quería a Raina.
Iván se casó con Raina con un propósito, pero no podía negar que nació un sentimiento real. Noel, como hombre, lo veía. Pero, ¿desde cuándo empezó a sentir algo por ella?
—¿Me lo darías gratis? —Iván