Capítulo 51 Déjate en paz.
—Iván, ¿no tendrás algún trastorno? —preguntó Raina.
Se casó con ella para vengarse, pero al mismo tiempo actuaba como un esposo que quería estar con ella para siempre. Para Raina, ese hombre tenía serios problemas.
—Pues, probablemente sí. Por eso quiero que pruebes lo que es vivir en un mundo sin sentido —respondió él.
Después de desayunar, la llevó a dar una vuelta en un “auto de juguete”.
El vehículo no se veía grande; apenas cabían los dos. Era como esos carros para niños de los parques, pero con llantas enormes, casi un todoterreno.
Cuando arrancó, Raina entendió que el dicho “no juzgues un libro por su portada” no solo aplicaba a las personas, también a las cosas.
Ese auto que casi daba risa, en realidad, era muy estable, y no iba nada lento. Mientras andaban por las carreteras, pudieron disfrutar del paisaje con calma.
Él no dijo adónde iban, pero Raina entendió que ese día sería para pasear.
Y bueno, ya que estaba ahí, decidió relajarse y disfrutarlo.
En todos esos años al lad