—¡Noel! —gritó Marta con la voz desgarrada a su espalda.

—Noel, hoy es tu boda, ¿qué estás haciendo? —El padre de Marta se adelantó para detenerlo.

De inmediato, la familia Quiles lo tenía rodeado. Él se detuvo y volteó a ver Marta, que ya mostraba pánico en su cara. Luego miró a todos los que tenía encima. Por un instante casi olvidó lo importante.

—Marta, tú ya lo sabías, ¿verdad? —dijo mientras regresaba hacia ella.

Ella respondió, aferrándose a su mentira:

—No lo sabía, no sé nada. Solo sé que hoy nos casamos.

Los ojos apagados de Noel se fijaron en las lágrimas que brillaban en los de ella, y no pudo evitar pensar si en estos días Raina también habría llorado así.

—Marta, ¿no te preguntas por qué yo …? —Noel apenas alcanzó a decir eso cuando Marta se lanzó y lo besó.

Lo abrazó fuerte del cuello y, con los labios pegados a su oído, murmuró:

—¿No te has dado cuenta de que, además de Raina, falta alguien muy importante?

A Noel se le abrieron los ojos. Entonces, Marta susurró:

—A tu m