Con eso, toda la feroz competencia se convirtió en una burla.
La subasta siguió como si nada, pero ni Raina, ni los Herrera, ni siquiera Noel volvieron a levantar la mano. Raina aprovechó la primera excusa para salir del salón y se fue directo a la parte de atrás.
No se creía esa excusa de la "confusión". Estaba segura de que alguien en la organización había cambiado de opinión en el último minuto.
No sabía el motivo exacto, pero tenía claro que no era por dinero.
Con cinco millones, ya se había superado por mucho el valor del collar. ¿Sería que el dueño, al ver el tira y afloja entre los Silva y los Herrera, prefirió cortar por lo sano antes de quedar mal con alguno?
Raina no encontraba una explicación clara, y tampoco quería seguir dándole vueltas. Lo único que no le sacaba de la cabeza era ese collar.
Cuando Iván la encontró, ella estaba en el backstage hablando con uno de los organizadores.
—Quiero ese collar. Estoy dispuesta a pagar lo que sea —dijo Raina, directa.
—De verdad, lo