Se hizo un silencio inusual en esa sala, donde nos podían ver.
—Si no me la mamas, te voy a castigar. —dijo el imbécil. De reojo vi a Vladímir encogerse de hombros.
—Ya sé que vamos a hacer con ella para doblegarla cariño. ¡Tú quítate, solo me has pasado mordiendo!
Le gritó a Vladímir y al mirarlo él sonreía. Se había liberado de ella. Los tres tipos se habían llevado a Regina, quien sabe a dónde. Rocío me agarró por el cabello.
» Cariño, por favor grava lo que le voy a hacer, es momento de llevarle una prueba de supervivencia a su marido. —El hombre me miraba—. Va a dejar de amarte cuando te vea lo fea que te verá si es que sales con vida.
Me sacaron de la cabaña, a Vladímir lo esposaron a uno de los barrotes de la jaula, lejos de mí, pero podía presenciar en primera plana lo que me harían. No tenía fuerzas para enfrentarla.
» ¿Vas a mamársela?
—Chúpasela tú, es tu marido, aunque él no piensa lo mismo.
—¿A qué te refieres?
—Es evidente, tú no le importas nada, te puedo apostar, él si