Ya no puedo más (1era. Parte)
La misma noche
Islas Maldivas
Cristal
Mi padre solía decir que demasiada sinceridad podía ser peligrosa. Siempre pensé que era su forma de justificar los secretos que mantenían vivo su matrimonio. Pero lo entendí por primera vez cuando escuché a David hablar así conmigo: sin filtros, sin juegos, solo verdad. Cada palabra suya fue un golpe directo a mis defensas. Y lo peor es que no podía apartar la mirada. Había en él algo que desarmaba, algo que hacía tambalear esa seguridad que siempre fingí tener.
No estaba lista para eso. No para un hombre que me hablara con tanta honestidad, ni para el modo en que su voz se colaba bajo mi piel. Quise fingir indiferencia, mantener el control, pero mi cuerpo no me obedecía. Su mirada era un roce constante, una caricia silenciosa que me hacía perder el ritmo.
—Vamos al bar —dijo de pronto, con esa firmeza que a veces me irrita y otras me hace temblar—. Pero te advierto que nada de alcohol para ti. No quiero tener que golpear a otro imbécil porque mi