-Ha sido todo un placer Ámbar- James estiró su mano y yo la estreché- sería un placer volver a verte.- besó el dorso de mi mano y yo sonreí.
-Igualmente James- dije abrazada al costado de mi bestia- espero verlos pronto- añadí mirandolos a todos.
Finalmente la velada había terminado y la hora sobrepasaba las diez de la noche, estábamos tan a gusto que perdimos la noción del tiempo y de no ser por los pequeños Evans y su notorio cansancio, aún seguiríamos disfrutado de la noche.
-Recuerda pensar en mi propuesta cariño- insistió Lucía acercándose a mí para besar mis mejillas- ya sabes que puedes escribirme o llamarme cuando quieras.- sonreí y asentí recordando nuestro intercambio de números telefónicos-Hasta luego Damián- besó su mejilla- como siempre; ha sido un placer.
-Lo mismo pienso, Lucía- concordó mi rubio cordialmente.
-Despidanse de los señores Webster, niños- pidió James a sus pequeños hijos quienes con sus adormilados ojitos se acercaron a nosotros.
-Me ha encantado conocerte