Capítulo 30
Aitana le respondió sin dudarlo demasiado:

—¡Claro que te apoyaría a ti!

Sergio sonrió satisfecho:

—¿En serio? Te vi tan distraída en el auto y creía que estabas preocupada por Enzo.

—No, él ya no me importa en lo absoluto. Solo me distraje por algo del pasado.

Ella volteó hacia la ventana, mirando hacia afuera.

En realidad, cuando Enzo le pidió que ella se disculpara con Rocío, la escena le hizo recordar una cosa que había ocurrido hacía algunos años. En una cena comercial, un cliente la acosó, insistiendo una y otra vez en que ella bebiera con él. Como ella se negó a hacerlo, este tipo se enfureció demasiado y le echó toda la copa de vino tinto en la cabeza, maldiciéndola que no sabía valorar su admiración. Enzo también estaba allí presente, pero él pidió que ella se disculpara con el cliente… Conteniéndose las lágrimas, ella se vio obligada a disculparse con ese miserable pervertido.

En el camino de regreso a casa, ella se quejó de eso con Enzo, pero a este no le importaba para nada
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