Justo cuando Aitana iba a salir de la oficina, Sergio regresó. Llevaba un traje negro hecho a medida, sin corbata, y el pantalón del mismo color resaltaba perfectamente sus largas piernas, dándole un aire elegante pero muy distante.—Jefe —Aitana le sonrió—, allí está tu desayuno.Sergio se acercó al escritorio y vio la sopa de mariscos. Parecía estar descontento y se quejó en un tono raro:—Usaste una caja muy bonita, ¿no? Pero se parece mucho a la del restaurante de abajo. Qué coincidencia, ¡hasta el logo en la bolsa es igual!Aitana intentó explicarle:—Te preparé la sopa, pero hubo un accidente y se derramó toda. Así que lamentablemente tuve que comprar una. Mañana te la prepararé de nuevo.—¿Y cómo estás?—¿Qué?Aitana no reaccionó al instante y luego entendió que él estaba preocupado por ella.—Estoy bien. El auto solo pasó rozándome. No me tocó, pero mi termo salió volando...Era nuevo… Qué lástima…Sergio la observó por unos minutos, luego se dio la vuelta y le ordenó:—Ven con
Aitana casi se murió de la vergüenza… Cuando se alejaron, no pudo evitar preguntarle a Sergio en un tono de voz baja:—¿Por qué no lo negaste…?—Esa muchacha tiene una idea muy bonita del amor. ¿Cómo podría romper sus ilusiones?—Mejor no bromees con eso en el futuro…Después de escuchar estas palabras, la sonrisa de Sergio se fue desapareciendo poco a poco. Y luego le respondió:—De acuerdo.Como Aitana no lo miró, no se dio cuenta de que él estaba algo desanimado.Ellos entraron en la oficina del doctor y, después de los exámenes, confirmaron que ella no estaba herida. Luego también fueron a otros departamentos y, como Aitana decía, que estaba perfecta.Cuando salió de la sala de exámenes, Sergio estaba revisando los informes médicos con suma atención. Su flequillo caía sobre su frente, dándole un aire melancólico. Su rostro impecable llamó la atención de mucha gente.Aitana se le acercó y le dijo:—¿Lo ves? Ya te dije que estoy bien.—Sí. Estás muy sana y tendrás una vida muy larga
Aitana le respondió sin dudarlo demasiado:—¡Claro que te apoyaría a ti!Sergio sonrió satisfecho:—¿En serio? Te vi tan distraída en el auto y creía que estabas preocupada por Enzo.—No, él ya no me importa en lo absoluto. Solo me distraje por algo del pasado.Ella volteó hacia la ventana, mirando hacia afuera.En realidad, cuando Enzo le pidió que ella se disculpara con Rocío, la escena le hizo recordar una cosa que había ocurrido hacía algunos años. En una cena comercial, un cliente la acosó, insistiendo una y otra vez en que ella bebiera con él. Como ella se negó a hacerlo, este tipo se enfureció demasiado y le echó toda la copa de vino tinto en la cabeza, maldiciéndola que no sabía valorar su admiración. Enzo también estaba allí presente, pero él pidió que ella se disculpara con el cliente… Conteniéndose las lágrimas, ella se vio obligada a disculparse con ese miserable pervertido.En el camino de regreso a casa, ella se quejó de eso con Enzo, pero a este no le importaba para nada
Cuando Aitana Montes se sentó en el banco de espera del hospital, todo su cuerpo aún temblaba por el miedo, porque se había encontrado con un pervertido.Ese día, había hecho horas extras hasta tarde. Llena de cansancio, llegó a su departamento alquilado y estaba a punto de abrir la puerta con la llave, ¡cuando de golpe un tipo le tapó la boca y la nariz desde detrás! Se debatió desesperada, pero fue arrastrada a la salida de incendios. —Hueles muy bien, lindura.Esa voz masculina de tono tan repugnante le puso toda la piel de gallina. Por el impulso de terror, agarró al cabrón y ambos se lanzaron por las escaleras.Le sonrió la suerte a ella, porque solo le quedaron ciertos raspones, mientras el acosador se golpeó la cabeza. Cuando el tipo quedó inmóvil en el suelo, aprovechando la oportunidad, pudo escapar del lugar.Después de hacer su respectiva declaración en la comisaría, fue al hospital sola. En el camino, revisó su celular con frecuencia, pero, aparte del mensaje que había env
Aitana no regresó a casa, se fue a un hotel cercano.Antes de dormir, tomó un baño largo. Limpió todo su cuerpo con fuerza, hasta que se puso rojo.Bajo la luz cálida de la lámpara de noche, se acurrucó en la cama, con la manta envolviendo todo su ser. La ansiedad se disipó poco a poco y finalmente se quedó dormida.Sin embargo, no fue un sueño reparador porque las constantes pesadillas no paraban de molestarla. Una de ellas le recordaba cómo Enzo la protegía en el bachillerato: el joven se puso frente a ella y les dijo a esos malditos:—Ella está bajo mi protección. Nadie podrá intimidarla más.Y en la otra pesadilla, ella se encontraba de nuevo en el pasillo oscuro, en el cual el acosador le tapó la boca y la nariz, murmurando con una voz repugnante que ella olía muy bien…Al final, la cara delicada de Rocío llenó toda su mente. Aún podía recordar cómo ella se acurrucó en el abrazo de Enzo, agarrando con fuerza la camisa del hombre. La joven le dirigió una mirada burlona, como si est
Aitana se fue del edificio. En realidad, nunca había faltado al trabajo sin razón alguna. Todavía era muy temprano, pero ella no tenía ningún lugar donde quedarse. Al final, fue a una cafetería que frecuentaba. A ella le gustaba esta cafetería porque usaba los granos de café de Brasil que tenían un aroma especial e intenso.Al verla, el dueño de la cafetería la reconoció y le preparó en persona una taza de café con leche.—¿Tu novio no viene contigo hoy? —le preguntó a Aitana.¿El novio? ¿Se refirió a Enzo? Ella solía venir aquí con él, pero…—No vendrá más —le respondió Aitana con una sonrisa cortés.—¿Qué pasó? ¿Rompieron? —preguntó de más el hombre.—Es que murió.Hubo un breve silencio incómodo y luego el tipo se fue algo avergonzado. Aitana removió lentamente el café con la cucharita, sin decir nada más. Justo cuando iba a dar un sorbo, su celular sonó.—Cariño, ¿por qué no recibiste mis llamadas?Fue una llamada de Catarina Ruiz, la única amiga sincera que Aitana tenía en esta c
—Estaba súper preocupada, cariño. Creía que no solo había sido traicionada, sino que además este maldito incluso la había maltratado…Después de llegar a casa de Catarina, Aitana le informó todo lo que había pasado y ella por fin dejó de llorar.—Bueno, la situación es mejor de lo que pensaba, ¡pero no mucho! Cuando fuiste atacada por un pervertido, ¡este estaba acompañando a su amante! ¡Merece que lo tiren a los cocodrilos! —exclamó Catarina enfadada.—Rocío es su novia.—¡Esa vieja es una porquería! Si ella es la novia de Enzo, ¿qué significas tú para él?La luz de la lámpara era cálida, pero iluminó la ligera melancolía reflejada en la cara de Aitana.—También me interesa saberlo… ¿Qué significo para él? Tal vez solo una mascota que a él no le importa —murmuró ella.Cuando él la necesitaba, ella podría aparecer; cuando quería abandonarla, lo haría sin tomarse la más mínima molestia de avisarle…—Bueno, olvídalo. Considera que todo lo que dedicaste en él fue en vano. Hay muchos hombr
Enzo le dirigió una significativa mirada, y vio los ojos rojos de la joven. Su enojo se atenuó un poco.—No es tu culpa. No estás familiarizada con la situación. Es normal —la consoló.—Enzo…Rocío se lanzó hacia él. Apoyada en el firme pecho de Enzo, lloró desconsolada. Sin saber la razón, esta acción le causó pequeñas molestias a Enzo. Si Aitana hubiera estado en la reunión, nunca habría cometido estos errores tan estúpidos. Incluso si lo hiciera, solo admitiría sus fallas y buscaría una manera de solucionar el problema.Al regresar a la oficina, Enzo hizo de inmediato una llamada a los socios en persona sin comer nada. Después de varias horas de negociaciones, la otra parte por fin aceptó darles otra oportunidad. La nueva reunión sería en unos días.Con el problema resuelto, Enzo se relajó un poco. Salió de la oficina y descubrió que Rocío aún estaba en su asiento.—Enzo… ¿Cómo va la situación? —le preguntó.—No te preocupes. El problema ya está resuelto.—¿En serio? Enzo, ¡eres inc