Capítulo 95
Al pensar en eso, el chofer se subió al coche a toda prisa para alcanzar a Sofía.

Ella, al ver por el retrovisor cómo el hombre la perseguía con desesperación, solo curvó los labios en una sonrisa fría.

El jefe era demasiado blando, y los empleados como este ya se creían con derecho de pisotear a los demás.

Al fin y al cabo, ella era una Valdés, una invitada; mientras que él no era más que un empleado que se atrevía a tratar así a una huésped.

Antes, ella solo se tragaba el coraje.

Pero esta vez… ya no pensaba tolerar ni una más.

El taxi no tardó en detenerse frente a la entrada de la casa de los Rivera.

Aunque la señora mayor ya no vivía en la residencia principal, seguía instalada en una de las casas de la zona residencial más exclusiva.

Desde la ventana, al ver que Sofía se bajaba de un taxi, la expresión de la señora se tornó oscura.

—¿Qué es esto? ¿No mandé a Manuel por ella? ¿Dónde está?

—Señora… —titubeó una de las sirvientas, sin saber cómo explicar.

Según sabían, Manuel sí hab
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