Mariana ya no podía sonreír.
Todos sabían que hasta hace un momento había defendido a Silvia con uñas y dientes.
Y ahora, con las palabras de Sofía acusándolas de falsificar pruebas y tenderle una trampa, el golpe era directo contra ella.
—Sea broma o no, lo dicho queda. Y comentarios así no ayudan a la reputación del director. Lo mejor sería que todo esto se quede en un malentendido. Pero si resulta ser un caso de acoso escolar intencional, me temo que alguien podría acabar igual que Mónica. Con los exámenes finales encima, un escándalo así no le conviene ni al director ni a la Universidad de Finanzas. ¿O me equivoco, director?
Las palabras de Sofía eran claras: si no cedían, Silvia acabaría enfrentando consecuencias legales.
Mariana, acorralada, no tuvo más opción que decirle al director:
—Director, estamos ya a las puertas de los exámenes de graduación. Por más diferencias que tengamos, creo que es momento de buscar conciliación. Propongo dejar el asunto por la paz, como si nunca hu