Los tres regresaron a toda prisa para revisar el estado del tipo que había quedado inconsciente.
Tomás, furioso, lanzó la cajetilla de cigarros contra el suelo.
—¡Tráiganmela! ¡Ahora mismo!
Si la familia Rivera se enteraba de esto, estaría acabado.
Al mismo tiempo.
Elías ya había llegado a las inmediaciones de la Universidad Pública. A su lado, Bruno revisaba el monitoreo urbano.
—Según las cámaras de vigilancia de la calle, aquí fue donde la señal se perdió. ¿Quieres que pidamos acceso al sistema interno del campus?
—No hay tiempo. Entramos directo.
—Entendido.
Bruno no tardó en organizar al equipo y se dispersaron por el campus.
Casi al mismo instante, Alejandro también llegaba con su gente a las afueras de la universidad.
Al bajar del coche, lo primero que vio fue a Elías , que ya había cruzado la entrada.
La mirada de Alejandro se volvió sombría al instante.
A un lado, el secretario Javier murmuró:
—Señor Rivera… ¿Qué hace también el señor Casanova aquí?
Hacía rato que habían estad